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La ciencia en Drácula

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Shock hipovolémico

 

¿Qué es?

 

El shock hipovolémico es una situación que ocurre cuando se produce la pérdida de grandes cantidades de sangre (más de la quinta parte del volumen de todo el cuerpo). Esto causa que el corazón no sea capaz de bombear suficiente sangre a las células, tejidos y órganos, provocando que dejen de funcionar o incluso la muerte del paciente. 

 

Síntomas

 

Entre los diversos síntomas se encuentran la caída de la tensión arterial, pulso rápido pero débil, piel fría y pálida, hipotermia,  sudoración, disminución o ausencia de gasto urinario y una debilidad general. Además, la pérdida de tales cantidades de sangre causa una deshidratación que se manifiesta en un estado de ansiedad o confusión, respiración rápida, sequedad de la mucosa (ojos y lengua) e incluso la pérdida de conocimiento.

 

¿Cómo podemos salvar a la víctima del vampiro?

 

Cuando nos encontramos a una persona que podría estar sufriendo un shock hipovolémico, lo primero que debemos hacer es solicitar ayuda médica inmediata. Mientras esperamos, hemos de mantener a la víctima cómoda y caliente para evitar la hipotermia. Posteriormente, debemos colocar al paciente boca arriba y elevar los pies a 30º para favorecer la circulación. Sin embargo, si el paciente tiene un lesión clara en la cabeza, cuello, pierna o espalda, no debemos moverlo.

 

Ya en el hospital, se reponen los líquidos perdidos mediante una vía intravenosa. Además, para mantener la presión arterial necesaria, en ocasiones se suministran ciertos fármacos como la dopamina o la epinefrina. Finalmente, se trata la causa del shock hipovolémico (heridas, traumatismos, rotura de órganos, etc)

 

¿Cuánto tiempo le queda de vida a la víctima del vampiro?

 

El tiempo de vida de la víctima depende del tamaño de la herida que ha causado el shock hipovolémico y de otras posibles heridas secundarias. Si la víctima presenta una herida relativamente pequeña, probablemente pueda incluso sobrevivir algunos días. Sin embargo, si tiene una herida más grande o varias heridas, puede morir rápidamente.


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Transfusiones de sangre

 

¿Cómo se hacían antiguamente?

 

La primera transfusión tuvo lugar en 1492, el Papa Inocencio VIII necesitaba sangre y un médico le transfundió sangre de cuatro adolescentes. Fue realizada con métodos poco higiénicos y sin conocimientos como los grupos sanguíneos. Por eso, murieron él y los donantes. Posteriormente, se comenzó a experimentar con animales. En 1667, Jean Baptiste Denis, inyectó sangre de oveja a un adolescente agresivo, ya que la oveja es un animal calmado. El paciente sobrevivió, pero por pura suerte, pues el resto de transfusiones con animales fueron un fracaso.

 

Al principio del siglo XX, Karl Landsteiner descubrió los grupos sanguíneos y el factor Rh. Sugirió que no habría que mezclarlas, ya que esto causaría la muerte. A partir de este momento, comenzaron las transfusiones con un conocimiento médico más profundo y, por lo tanto, con más éxito.

 

¿Para qué sirven?

 

Las transfusiones de sangre se realizan, principalmente, para compensar la falta de componentes de la sangre del paciente. Un ejemplo de esto son los pacientes de cáncer, cuya médula ósea puede perder temporalmente la capacidad de fabricar nuevas células sanguíneas durante la quimioterapia. No obstante, también se pueden usar para aumentar el volumen sanguíneo del paciente. 

 

¿Quién puede donar sangre?

 

Las personas que desean donar sangre han de cumplir unos requisitos básicos:

  • Tener entre 18 y 65 años de edad

  • Pesar más de 50 kg

  • Tener una buena salud (no pueden ser donantes si están sufriendo de gripe, resfriado, o cualquier infección)

  • Después de hacerse un tatuaje o un piercing han de esperar 6 meses para donar

  • No haber consumido drogas nunca

 

Las mujeres pueden donar tres veces al año, los hombres cuatro y ambos han de esperar un mínimo de dos meses entre donaciones.

 

Como se menciona antes, Karl Landsteiner descubrió los grupos sanguíneos y el factor Rh. Esto permitió desarrollar el sistema ABO y Rh. Según el sistema ABO, hay cuatro tipos de sangre: A, B, O y AB. Estos tipos dependen de su antígeno (proteínas y azúcares que se encuentran en la superficie de los glóbulos rojos). Si los eritrocitos tienen antígenos A, la sangre es del tipo A. Si tienen antígenos B, la sangre es del tipo B. Si tienen dos antígenos, la sangre es AB. Si no tienen ningún antígeno, la sangre es del tipo O. Según el sistema Rh, hay dos tipos de sangre: positiva, si los glóbulos rojos tienen el antígeno D, y negativa, si no lo tienen.

 

Por lo tanto, juntando los dos sistemas, obtenemos: A+, B+, O+, AB+, A-, B-, O- y AB-. Los donantes han de tener un tipo de sangre compatible con la del receptor. 

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¿Hay algún riesgo?

 

Hoy en día, las transfusiones de sangre son muy seguras; sin embargo, todavía existen algunos posibles riesgos. Las reacciones alérgicas son muy frecuentes y causan urticaria, picazón y fiebre. Otro posible riesgo es una infección hemática como, por ejemplo, el VIH o la hepatitis B o C. No obstante, estas infecciones son muy poco comunes, ya que los médicos realizan diversas pruebas a la sangre antes de las transfusiones. Por otro lado, algunas reacciones más graves que pueden ocurrir son: reacción hemolítica inmune aguda (los grupos sanguíneos no son compatibles y el sistema inmunitario ataca a los glóbulos rojos, liberando una sustancia dañina para los riñones), reacción hemolítica retardada (similar a la anterior pero más lenta) y enfermedad del injerto contra el huésped (los glóbulos blancos del donante atacan a la médula ósea y suele causar la muerte a personas con un sistema inmunitario débil).

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¿Puede enfermar la gente sometida a una transfusión?

 

Lo más probable es que ni los receptores ni los donantes enfermen, ya que las transfusiones se realizan con métodos muy seguros y con estudios, análisis y pruebas anteriores.



 

Autopsias

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¿En qué consisten?

 

En primer lugar, los patólogos que se encargan de realizar la autopsia examinan el exterior y las cavidades del cuerpo. Después extraen algunos fluidos corporales y lavan y preparan el cuerpo para el resto del procedimiento. Posteriormente, realizan una incisión en forma de Y en el pecho (desde los hombros y bajando por el esternón). Los órganos se analizan visualmente (color, peso, etc.) y, si se encuentra alguna anormalidad, se disecciona. También se extraen muestras del contenido estomacal, fluido espinal y una parte del hígado. En cuanto al cerebro, se extrae completamente del cuerpo y se analiza igual que el resto de órganos. Finalmente, se vuelven a colocar los órganos dentro del cuerpo y se cierra, aunque también es posible realizar examenes de sangre, biopsias o procedimientos radiológicos.


 

¿Qué datos se pueden obtener a partir de ella?

 

El objetivo principal de una autopsia es encontrar la causa de la muerte de paciente. Sin embargo, hay dos tipos de autopsia. La autopsia clínica trata de averiguar la causa de la muerte como un diagnóstico post-mortem y se realiza en la morgue del mismo hospital donde el paciente ha muerto, mientras que la autopsia forense intenta averiguar la causa de una muerte sospechosa como, por ejemplo, si ha sido un homicidio. Estas últimas se realizan en laboratorios forenses y por patólogos forenses especializados.

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