Historia y filosofía
En este apartado queremos ahondar en el contexto social en el que está ambientado Drácula, así como los guiños que lanza a la filosfía del siglo S. XVIII -XIX
«Hombre, sobrehombre y maldad en el Drácula de Stoker»
El s.XIX está lleno de cambios en la filosofía y literatura. Por un lado, la filosofía moderna había aumentado su confianza en la razón hasta el s.XVIII con Hegel, último filósofo moderno, englobamos la realidad bajo la totalidad de la razón: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”. Con esto se refería a que lo único que podemos decir que conocemos es aquello que entendemos, lo cual lo hacemos a través de la razón. Sin embargo, en este siglo aparecerán los filósofos de la sospecha reunidos bajo este nombre gracias al ensayo de Paul Ricoeur Freud: Una interpretación de la cultura donde encontraba características similares entre Freud, Marx y Nietzsche. Aunque ninguno era filósofo por profesión, los tres criticaron la conciencia moderna por creer en la racionalidad y libertad del hombre, obviando su condición incoherente, manipulada por valores de su época y por fuerzas que no comprende. Asimismo, está muy condicionado por la religión, puesto que lo relacionado con la pasión y el placer se considera pecado en el cristianismo, haciendo del ser humano un ser malvado al anhelarlo. Ahora bien, el hecho de superar este pudor se considera un gesto de trascendencia, convirtiéndose en un sobrehombre al poder liderar sus voluntades. Por otro lado, la literatura se vio influenciada por corrientes románticas, donde buscaban la exaltación de lo propio, propiciando la creación de obras emocionales, subjetivas y nacionalistas. Drácula de Bram Stoker se caracteriza por inducir al lector a paisajes tenebrosos y oscuros, ensalzando sentimientos de miedo por lo desconocido y oculto a nuestra razón. ¿Es el conde un caso de superación por permitirse lujos pasionales? O por lo contrario ¿es en verdad un esclavo de sus instintos?
En primer lugar explicaré las costumbres del s.XIX, criticadas por los filósofos de la sospecha. A continuación expondré la filosofía de Freud y Nietzsche comparándola con extractos de Drácula para luego concluir el efecto que causará y determinar si el vampiro puede considerarse sobrehombre.
Las costumbres y conductas del s.XIX eran artificiosas y puritanas, castigando la parte natural del ser humano. Los hombres tenían mayor libertad profesional y sexual para ejercer su voluntad, pero igualmente quedaban oprimidos por su cultura y sociedad, en la cual las mujeres debían mantener su imagen pura hasta el matrimonio. Se puede apreciar esta característica en las mujeres de Drácula puesto que Mina y Lucy representan la figura dócil con que los hombres desean casarse. Esta represión, explicó Freud, conduce a desequilibrios emocionales y enfermedades mentales que afectan nuestra conducta. Con tal de hallar una cura para estas enfermedades, Sigmund Freud se interesó por la mente humana, la cual está compuesta por el consciente y el inconsciente. Lo consciente es la parte indeterminate de la mente, puesto que la mayoría de procesos no están condicionados por este. Es en el inconsciente donde se encuentran nuestros deseos y traumas que determinan nuestro comportamiento. Esta parte de la mente no es racional y está formada por pulsiones. Diferenciamos entre las pulsiones de vida o eros, que buscan mejorarla así como obtener placer, y las pulsiones de muerte o thanatos, que persiguen la destrucción. A diferencia de Freud, Nietzsche sólo cree en la religión de exaltarse a uno mismo, en la que el humano busca afirmarse y dominar su voluntad. Con esto, podemos decir que su filosofía es vitalista, no existe un thanatos, dado que antepone impulsos de superación, evolución, poder y valentía.
Estos últimos son principios que configuran la moral griega antigua, totalmente opuestos a la moral cristiana, donde promueve la bondad y compasión. Es posible que en muchas ocasiones los personajes principales se enfrentan al vampiro con objetos religiosos aludiendo a la figura cristiana contra la del diablo para vencer a Drácula. ¿Es eso una representación más en que el humano recurre a la religión para combatir lo desconocido? ¿ o podría ser que Drácula ha superado la moral cristiana y los objetos representen la voluntad que esta regrese? Si así fuese, Drácula estaría practicando el nihilismo. Según Nietzsche, este consiste en actuar con la intención de dominar, superar y mejorar la vida de uno mismo. Supone reconocer los límites impuestos por la moral cristiana y romperlos dirigiendo tu rumbo, derrotando el miedo a lo desconocido. No obstante, Drácula no responde a su instinto de superación humana, sino al de supervivencia vampira. En otras palabras, el yo de Drácula escucha su contenido inconsciente, respondiendo a sus necesidades.
Para entenderlo, hemos de retomar el modo en que Freud dividió la mente humana en la I tópica: el inconsciente (traumas), preconsciente (recuerdos) y consciente (lo que pienso). En su segunda tópica localizó aspectos psíquicos con mayor detalle. Hallamos el ello, el núcleo del inconsciente formada por las pulsiones, el superyó, donde quedan almacenados los valores culturales e ideales y el yo, la parte lógica que nos pone en contacto con la realidad y equilibra los deseos con las convenciones culturales. El yo del conde se ha inclinado hacia su condición más sumergida en el inconsciente, ignorando los valores que habría de querer reproducir. El hecho de haberse abandonado a sus pulsiones, tanto destructivas por su agresividad como caprichosas por su deseo de sangre, podría verse como un nihilismo pasivo. Nietzsche lo caracterizó por la impasibilidad hacia la destrucción e indiferencia respecto a la superación propia.
Ahora bien, al haber criticado Nietzsche la metafísica tradicional por el rechazo al cambio y el sometimiento de nuestra cultura a una entidad bondadosa que nunca hemos visto, no podemos considerar a Drácula un übermensch: “en el tiempo de un suspiro todo el cuerpo del conde quedó reducido a polvo [...] una expresión de paz se extendió por aquel semblante.” En otras palabras, el conde no sufrió al terminar con su vida, sino que agradeció la “restauración del orden”.
En resumen, los filósofos de la sospecha criticaron al sujeto moderno (independiente, autónomo, consciente) por olvidar que las influencias ilustradas habían omitido su condición subjetiva y manipulada. Las personas son una reproducción de los valores culturales y su criterio se adapta a su entorno. Es más, según Freud, el hombre se rige mayormente por su inconsciente, el cual está formado por eros y thanatos. En esta parte de la mente se sumergen el ello y el superyó, donde guarda sus deseos, temores y quedan grabados los ideales culturales. Las personas equilibran su afán por realizar sus impulsos y valores culturales con el yo, la parte racional que nos pone en contacto con la realidad. Asimismo, al superar las ansias de formar parte de la moral religiosa impuesta y superar el miedo a lo desconocido al querer dominar tu voluntad, Nietzsche nos consideraría un übermensch. Este filólogo criticó la metafísica tradicional por la rigidez del conocimiento y por imponernos una cultura que tiene como religión cumplir los valores de un ente ideal y desconocido. Estas influencias quedan reflejadas en Drácula cuando el grupo de Van Helsing se enfrenta a él con reliquias cristianas o por rezar cada vez que se ven en una situación comprometida. Igualmente, vemos las influencias del estudio psicoanalítico de Freud por la hipnosis a la que someten a Mina cuando está conectada con el vampiro. Y, aunque sus estudios y filosofía sean palpables, es probable que quien más haya movilizado a la población fuesen las palabras de Marx. Karl Marx divulgó su estudios sociológicos en que proclamaba la valía del pueblo y su papel en un estado igualitario y libre que culminó con la revolución comunista en la Rusia de 1917. La población hasta entonces aplastada por los zares luchó por sus derechos arriesgándose a perder sus vidas. Porque ¿qué nos hace más sobrehombres que enfrentarnos al orden aceptado para lograr tu objetivo, sabiendo que las represalias tendrán lugar en vida y prescindiendo de lo que ocurra más allá de esta?
SAE
«Hombre, sobrehombre y maldad en el Drácula de Stoker»
A finales del siglo XIX, Bram Stoker escribió Drácula, una novela que representa a la perfección las costumbres y conflictos que tuvieron lugar en aquella época. Es especialmente interesante el conflicto filosófico existente en aquel entonces entre la filosofía moderna y la filosofía de la sospecha, llamada así por Paul Ricoeur en su obra Freud: una interpretación de la cultura (1965). La primera, representada en la novela por el doctor Van Helsing, confiaba en un sujeto racional y libre para conocer una realidad objetiva. En cambio, los filósofos de la sospecha defendían que este sujeto está, en realidad, controlado por valores y principios impuestos por la sociedad como, por ejemplo, la maldad. Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, dos de estos filósofos, argumentaban que el ser humano es un animal que tiene deseos e impulsos y que ha de superar la represión causada por la imposición de estos valores. Según Nietzsche, un hombre que es capaz de establecer sus propios valores y vivir según ellos, que sigue los deseos e impulsos de su naturaleza humana, que domina sin sentirse culpable, es un sobrehombre o Übermensch. Entonces, ¿se podría considerar que Drácula es un sobrehombre? ¿O es, más bien, un esclavo de sus propios deseos?
A continuación, explicaremos la concepción de hombre que se tenía en el siglo XIX, así como la influencia de los principios morales impuestos por la sociedad. Posteriormente, expondremos las opiniones e ideas de Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche sobre el efecto de estos principios. Finalmente, desarrollaremos el concepto de superhombre de Nietzsche y responderemos a la cuestión planteada en la introducción.
El hombre del siglo XIX se considera un hombre racional que usa su razón y conciencia para conocer la realidad objetiva. Actúa y organiza su vida alrededor de unos principios morales que provienen mayoritariamente del cristianismo, como la compasión, la ayuda al prójimo o evitar el abuso de los poderosos. Lo contrario de estos principios es la idea de maldad, que está relacionada con la independencia, el poder y el dominio. El hombre considera que ejercer su propia voluntad es malo e innecesario, y piensa que ha de ser bondadoso y cumplir con la voluntad ajena.
Tanto para Nietzsche como para Freud, son precisamente estos valores los que anulan al hombre, ya que castigan y ocultan la verdadera naturaleza humana, el instinto de superación y el deseo de dominio. Nietzsche defiende que el hombre es un animal que se guía por impulsos, un ser que tiene voluntad de poder. Por lo tanto, la moral cristiana e incluso la cultura occidental convierten a los hombres en esclavos de una entidad superior, como puede ser Dios o simplemente la idea de bondad. Pese a no estar de acuerdo con los valores impuestos, el hombre se resigna a ellos y tiene una conducta pasiva de espera y autocontrol por el miedo a lo desconocido, es decir, una moral de esclavo. A esto, Nietzsche lo llama nihilismo pasivo. Freud está de acuerdo con Nietzsche en que la moral cristiana castiga lo natural del ser humano. Añade que estos impulsos naturales, a los que llama pulsiones, se encuentran en el inconsciente, una parte de la mente inaccesible, pero que determina de manera decisiva nuestro comportamiento. Mientras que Nietzsche piensa que todo impulso es positivo, Freud los divide en pulsiones de vida o Eros y pulsiones de muerte o Thanatos. Por lo tanto, el hombre no siempre busca la vida, a veces busca la autodestrucción. Además, Freud defiende que la represión de las pulsiones, causada por la moral cristiana, crea una insatisfacción e infelicidad en el hombre, unos traumas que pueden incluso generar enfermedades mentales.
Mientras que Freud propone la terapia psicoanalítica como solución a esta represión, Nietzsche aboga por el nihilismo activo. En este, el hombre supera el nihilismo pasivo y no se resigna a unos valores o principios morales en los que no cree. Según Nietzsche, se convierte en un sobrehombre. El sobrehombre destruye los valores impuestos hasta el momento y elige crear los suyos propios. Ejerce su propia voluntad y no es esclavo de ninguna entidad superior. Además, sigue sus deseos e impulsos naturales de dominio, independencia y poder, sin sentirse culpable ni preocuparse por los demás. Nietzsche representa este proceso con el éxtasis dionisíaco, es decir, con el fin del control y la preocupación y la afirmación de los impulsos y deseos.
A primera vista, se puede pensar que Drácula es el perfecto ejemplo de un Übermensch. El rechazo a la moral cristiana es evidente, ya que Drácula huye de cualquier símbolo que haga referencia al cristianismo, como una cruz o una hostia sagrada, por ejemplo. Además, no sigue los antiguos valores impuestos y desprecia la opinión de las multitudes. No tiene reparo en dominar y controlar a las personas, y siempre actúa según sus impulsos, instintos y deseos. Sin embargo, ¿practica realmente el nihilismo activo? Ser un sobrehombre implica haber decidido crear sus propios valores voluntariamente. En realidad, no es Drácula quien se atreve a rebelarse en contra de los principios morales establecidos, sino un ser que le ha mordido y le ha convertido en vampiro. Drácula no sigue un proceso de superación, dominio y creación de los propios valores; y, por lo tanto, no se puede considerar que practique el nihilismo activo. Por otra parte, aunque Drácula no sea un esclavo de Dios o de las morales cristianas, sí que lo es de sus deseos y necesidades, de su naturaleza humana. La expresión de paz y liberación presente en su rostro cuando los protagonistas finalmente le matan da a entender que, en realidad, no deseaba matar y dominar. Aunque quisiera dejar de morder a las personas, su naturaleza es más fuerte que él y no podría. Se puede incluso opinar que Drácula practica un nihilismo pasivo, resignándose a sus necesidades y deseos.
En conclusión, en el siglo XIX hubo un conflicto entre el hombre racional de la filosofía moderna y el sobrehombre primario e impulsivo que apoyaban Nietzsche y Freud, filósofos de la sospecha. Este se ve reflejado en la novela Drácula de Bram Stoker con el conflicto entre el racional doctor Van Helsing y el vampiro Drácula, que domina y sigue sus impulsos. No obstante, si el personaje de Drácula se analiza de cerca, se puede observar que no es el prototipo de un sobrehombre. No practica el nihilismo activo propio de un Übermensch y presenta una moral de esclavo frente a su naturaleza humana. Por lo tanto, no solo se puede afirmar que Drácula no practica el nihilismo activo, también se puede considerar que practica un nihilismo pasivo, ya que se resigna a sus propios deseos, esclavo de su propia naturaleza. En contraposición a la actitud individualista del sobrehombre, el tercer filósofo de la sospecha, Karl Marx, defiende una lucha más comunitaria. Frente a la represión ejercida por los burgueses y la explotación de los obreros, Marx propone una revolución comunista llevada a cabo por filósofos y trabajadores.
LEK
«Hombre, sobrehombre y maldad en el Drácula de Stoker»
Bram Stoker escribió “Drácula” en el siglo XIX. La novela se desarrolla entre Rumania e Inglaterra en la época victoriana. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, en Europa hay una gran crisis a causa del enfrentamiento entre la monarquía y la república. Además, ocurre un cambio filosófico se pasa de pensar que la ciencia y la historia eran iguales a la razón a pensar que solo por contradicciones podemos llegar al conocimiento. La sociedad era burguesa y puritana. Es decir, castigar lo propio al ser humano porque socialmente y culturalmente está mal visto. No obstante, esto principalmente ocurre con las mujeres ya que los hombres tienen libertad personal y profesional. Todo esto se puede ver con el personaje del conde Drácula porque va en contra de las leyes de la naturaleza, de la creencia de Dios y de los valores morales entre otras cosas. ¿ El conde sigue sus deseos como animal que es o está reprimido llevándolo a la insatisfacción y el desequilibrio emocional?
Como he dicho antes, en la sociedad del siglo XIX los hombres tenían una cierta dominación sobre las mujeres. Por ejemplo, cuando van a ir a matar a Drácula, a Mina no le permiten ayudar ya que al ser mujer no podría soportar tanto horror. Sin embargo, ella quiere ayudar. El médico Sigmund Freud diría que al tener la sensación de no poder ayudar, Mina generaría una insatisfacción que en algunos casos podría producir enfermedades mentales. Esta insatisfacción es controlada por el inconsciente, que es invisible e impulsivo. Freud llamará pulsiones a estos impulsos. Pueden ser de dos tipos de vida-Eros que buscan la supervivencia y el placer o de muerte-Thanatos que son impulsos destructivos y agresivos. Creó la terapia psicoanalítica para resolver estos problemas. La terapia consiste en la asociación libre de unos conceptos, si tardabas mucho era porque había una fuerza represiva que bloqueaba tus impulsos y significaba que tenías un trauma. Gracias a todo esto desarrolló la teoría psicoanalítica. Por otro lado, el filólogo alemán Friedrich Nietzsche, diría que Mina sufre la “moral de esclavos”, es decir, la cultura occidental obliga a Mina a rechazar sus impulsos y a ser paciente por el miedo a lo desconocido. Debido a esto crea el concepto de Nihilismo, esto es actuar como si existiera una entidad superior aunque no creas en nada. Asimismo, no estará de acuerdo con la moral cristiana porque dice que es la voluntad ajena. Concretamente, Mina está muy preocupada por la señal que tiene en la frente porque no puede ir al cielo. Él estará de acuerdo con la moral de la Grecia Antigua, ya que representa lo primario e impulsivo, dicho de otra manera, la propia voluntad. Esto se ve reflejado en el libro “ El nacimiento de la tragedia” que publicó en 1872. Con respecto al ser humano lo calificará de animal (voluntad de poder) que tiene instinto de superación porque no se conforma sino que quiere mejorar su situación, deseo de dominio por querer ejercer su voluntad y no aceptar lo que dice la cultura y dotación de sentido, ya que al reconocer el Nihilismo se puede crear valores propios. Esto lo llamará Nihilismo activo que es propio del “Superhombre”. Este “Superhombre” ha superado el Nihilismo pasivo que aceptaba la moral cristiana sin cuestionarla y al darse cuenta podrá destruir los valores antiguos y darles un nuevo significado.
En definitiva, Freud dice que la insatisfacción está controlada por el inconsciente, incluso puede generar enfermedades mentales y creará la terapia psicoanalítica. Por otra parte, Nietzsche defenderá la moral de la antigua Grecia ya que representa la voluntad propia. El ser humano es considerado un animal que quiere mejorar su situación, ejercer su voluntad y dotado de sentido (Nihilismo activo). Dentro de este encontramos al “Superhombre” que no acepta la realidad y que la cuestiona consiguiendo destruir los valores conocidos y les da un nuevo significado nuevo. A mi juicio, el conde Drácula es un “Superhombre” porque sigue su propia voluntad y cuando quiere ejercer su voluntad la ejerce, es decir, no pienso que esté insatisfecho. Karl Marx será criticado por Nietzsche porque apoya el trabajo en equipo de la sociedad y esto va en contra del “Superhombre”, dicho de otra manera, del individualismo de la Grecia Antigua.
MM